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El proceso de secado por pulverización es más antiguo de lo que suele pensarse. Las primeras descripciones datan de 1860 y el primer diseño patentado se registró en 1872. El concepto básico del secado por pulverización consiste en la producción de polvos de alta dispersión a partir de un fluido mediante la evaporación del disolvente, lo que se consigue mezclando un gas calentado con un líquido atomizado (pulverizado) en gotas de elevada relación superficie/masa, idealmente de igual tamaño, dentro de un tanque (cámara de secado), que motiva que el disolvente se evapore uniforme y rápidamente a través del contacto directo.
El secado por pulverización puede utilizarse en una amplia variedad de aplicaciones en las que se requiera la producción de un polvo fluente. Este método de deshidratación se ha convertido en el más apropiado en los siguientes campos:
Casi todos los demás métodos de secado, incluido el uso de hornos, secadoras por congelación o evaporadores giratorios, producen un volumen de material que debe seguir procesándose (por ejemplo, triturándolo y filtrándolo), por lo que producen partículas de tamaño y forma irregular. Por otro lado, el secado por pulverización ofrece un control muy flexible de las propiedades de las partículas de polvo, como su densidad, tamaño, características de fluencia y contenido en humedad.
Los retos a los que se enfrentan tanto diseñadores como usuarios son incrementar la producción, mejorar la calidad del polvo y reducir los costes, para lo que se requiere conocer el proceso e implantar un sistema de control fiable.
El secado por pulverización consiste en las siguientes fases:
1. Atomización por boquilla a presión: la pulverización se crea al obligar al fluido a atravesar un orificio. Se trata de un método eficiente en cuanto al consumo de energía que, además, ofrece la menor distribución del tamaño de las partículas.
2. Atomización por boquilla de doble fluido: la pulverización se crea al mezclar la entrada con gas comprimido. Se trata del método menos eficiente en cuanto al consumo de energía, si bien resulta útil para obtener partículas extraordinariamente pequeñas.
3. Atomización centrífuga: la pulverización se crea al obligar a la entrada a atravesar un disco giratorio. Es el método más resistente al desgaste y normalmente puede utilizarse durante plazos más largos.
El sistema de control debe, por tanto, aportar flexibilidad en la forma de conseguir el control preciso y repetido del entorno de secado por pulverización e incluir las funciones siguientes: